
Nuestras Historias
Por alguna razón me atraía más la tempestad que la calma. Estaba acostumbrada a la locura, desde muy pequeña fui sometida a stress y a estados de supervivencia; así que de adulta lo único que hice fue recrear aquella locura de la infancia. Pero todo tiene un día, no un día donde ocurre el suceso, los cambios no son eventos que ocurren un día y mágicamente cambias. (Quizás los despertares espirituales) pero es más probable que sean varios días pensando la misma cosa, hasta que un buen día tomas la decisión. Mis mañanas de los sábados eran ese suministro de caos que necesitaba, no me era ajeno, yo lo necesitaba. Despertar con malestar y en casa de alguna extraña persona era mi mundo conocido, me juraba solemnemente no volver a hacerlo, pero el cambio no ocurría porque tras una nueva borrachera el ciclo del auto engaño se repetía. Hasta que un día después de intentarlo 3 veces sí elegí sentarme en una reunión de AA para no irme más. Los sábados en locura no son iguales a los sábados en recuperación, la agitación mental se ha ido de mi vida y extrañamente aunque mi lado enfermo quisiera que volviera, la recuperación me hace valorar el despertar y estar en calma, en mi casa, en mi cama, sin dolor de cabeza ni el alma rota por romper mis vencidas promesas. Aquí hay que reconocer algo, la fuerza innegable que tiene el Poder Superior que me sacó del valle de lágrimas y me trajo a este estado que, si bien, no es perfecto mis sábados son serenos y la serenidad es un regalo que no cualquier terrícola disfruta. Entonces diré que afortunada soy Estoy llamada a ver en todo los pequeños y grandes regalos de la recuperación, necesito sentarme a detallarlos porque mi mente puede hacerme creer que no he alcanzado nada más que solo, dejar de beber y eso no es cierto. Mi Poder Superior me rescató de la locura y está cordura que hoy tengo se llama conocerás la serenidad no es cualquier cosa, realmente lo es todo. Solo por hoy veré la claridad que se cuela por la rendija de mi ventana y hasta ese rayito que puedo observar sin resaca es un regalo.
Att: Una adicta en recuperación llamada Karla con k
Siempre fui un bebedor social. Al jubilarme, empecé a beber con más frecuencia hasta que a los 63 años de edad, ya era un alcohólico consumado. Yo mismo me diagnostiqué. Seguido hacía promesas de no volver a tomar, sin embargo, a los dos días volvía a hacerlo porque pensaba que podía dominar la bebida. No podía y le pedía a Dios que me ayudara porque solo no podía. Mi vida se volvió demasiado problemática al mismo tiempo que la de mi familia. Un día se me vino a la mente la idea del círculo y el triángulo dentro de él y decidí acercarme a un grupo de AA. Así lo hice. Me recibieron como se acostumbra, me quedé y desde hace 6 años estoy sobrio. Llegué salvaje, con mucho miedo pero con el gran deseo de lograr mi recuperación. Los primeros dos meses asistía a las reuniones alcoholizado hasta que un día, reflexionando, me dije a mi mismo lo desagradecido que yo era con el grupo, el programa y con Dios; desde ese día dejé no solo de beber: sino también el cigarro y de ir a los casinos. Para mí esto es un milagro porque si no fue Dios quien me liberó simultáneamente de tres vicios, ¿entonces quien fue?. No dejo de agradecer a Dios, al programa y a mis compañeros y procuro asistir siempre a mis juntas pensando que "lo primero es primero". Descubrí que para mantenerme sobrio necesito trabajar con mis defectos de carácter y practicar las virtudes. Tengo padrino ya hice mi quinto paso y estoy muy motivado con el programa. Mi vida cambió y hoy, ya con 73 años vivo una vida útil y feliz. No sé cuánto tiempo podré asistir a mi grupo, pero mientras pueda lo haré. He descubierto muchísimas cosas para mí crecimiento personal especialmente la HUMILDAD.
Muchas gracias compañeros, Dios los bendiga.
Pablo G. Alcohólico y de por vida.
Buenas tardes
Gracias a Dios mis 24 horas son buenas, gracias a un programa de vida que la comunidad de AA me brinda junto a un ser superior, Dios para mí.
Vengo de una carrera Alcohólica donde me perdí en la vida y agarré de la mano a mis seres queridos y los llevé al infierno sin preguntarles si querían venir, muchas pérdidas para ellos y mi pérdida de vida, me fui al mundo de la locura, de vivir con mil caras, mil personalidades ,al mundo de la mentira , al vivir sin la realidad de la verdad.
Dentro de este mundo una vez en la comunidad, dos años después por un dictamen judicial antiguo, me tocó una de las terminales, la cárcel, la pérdida de la libertad, esa libertad de rejas porque la otra libertad ya la conocía, porque el alcohol y mis defectos de carácter no me la daban, una cárcel interna durísima y triste, una soledad espiritual terrible.
En esos 6 meses y gracias al programa, a la literatura y al escribir el inventario diario de mis 24 horas pude encontrarme, pude agarrar esa fuerza de no sentirme solo, si, a solas que es muy diferente.
No tomé, no quise tomar y viví la libertad espiritual inmensa, con mis compañeros de AA, con mis afectos que veían la realidad de mi vida por primera vez y en paz.
Con amor, Fe y Esperanza, hoy ya viviendo las mieles de AA, la verdadera libertad y con ganas de ir por todo, por todo lo real y no los sueños de una mente enferma.
Gracias, amigos por estar en mi corazón, los quiero y los necesito porque solo no puedo .
Dios los bendiga.
Pablo G
Dios obra de una forma misteriosa, pero sabia!." Eso lo llegué a entender hoy, muchas 24 horas después de hacer programa, mi nombre es Francisco Alberto C, soy alcohólico y ésta es mi historia: Empecé a beber desde los 12 años en eventos familiares y sociales, como cualquier ser humano, pero antes ya había tenido contacto con el alcohol a los 10 meses de edad por accidente, ahí mi vida ya estaba entrelazada con lo que es mi experiencia hoy, para otros. Conforme crecí biológica y personalmente, también creció mi alcoholismo, así llegué a la universidad y se me abrió un mundo de libertinaje y excesos donde la bebida espirituosa siempre estuvo presente, dando lugar a desenfocar mi objetivo de estudiar, llegando al punto que en una carrera de 6 semestres o tres años, la terminé en ocho años y con una fama de ser pilo para el estudio, pero desordenado para beber; trabajé durante años en mi profesión y lo que hice, fue para tomar, formé una familia, tuve una empresa, hice una vida!, pero tarde o temprano el despiadado acreedor llegó a cobrar, dejándome al final sin nada mas que mi ropa, en una completa bancarrota y sin ganas de querer vivir. Por esa fecha, un primo estaba en una situación muy parecida a la mía!, sólo Dios hizo que nos encontráramos, cuando nos vimos le conté mi historia en detalle y él me cuenta su dolorosa situación, que está asistiendo a “doble A”, que había recaído y que la novia lo había echado, que había perdido su trabajo, que estaba mal etc., etc.,. él me nombraba a cada rato “doble A” y yo no sabía que era eso, hasta que me ganó la curiosidad y le pregunté que era y él me contesta eso es Alcohólicos Anónimos, lo primero que pensé fue ¡pobrecito si que está mal para estar allá metido!, cuando terminamos nuestro encuentro, mi primo me manifiesto que tenía miedo de todo y de todos, que temía que le recriminaran y lo regañaran por volver a beber en el grupo de A.A. y me pidió el favor que lo acompañara, yo sin pensarlo le dije que sí, que si no lo aceptaban y lo regañaban que no se preocupara que para eso tenía familia que lo ayudaría. Al día siguiente fuimos al grupo, la verdad estaba intrigado en como lo iban a recibir y como iría yo a reaccionar si lo llegaran a tratar mal, pero justo antes de entrar nos encontramos con un compañero y este al verlo lo abraza y nos da la bienvenida y lo anima a seguir, ya adentro el tema fue igual, todos lo saludaron lo animaron a que continuara y solo vi amor en ese espacio. Cuando empiezan a compartir sus experiencias, fortalezas y esperanzas cada uno de esos seres humanos, empecé a identificarme con situaciones, lugares, personas y sentimientos, ello conlleva a empezar a preguntarme si esta era la salida a mi situación existencial, empecé a escuchar qué es y qué no es AA y se me fue abriendo una oportunidad de iniciar nuevamente, al terminar la reunión me despedí de todos de una forma fraternal, como hace mucho tiempo no lo hacía y esa noche medité mucho acerca si esa era o no la ayuda que le había pedido a Dios. Al otro día volví porque nos habíamos citado con mi primo allá, él no fue pero yo estuve y disfruté la reunión, seguí escuchando uno y otro compartir y al final de dicha reunión tomé la palabra y les manifesté que me sentía identificado y que necesitaba ayuda, desde ese día inicié un camino, una aventura extraordinaria que me tiene hoy cuatro años después comprendiendo que Dios es un ser que actúa de manera insospechada, que ese día pensé que estaba ayudando a mi primo y en realidad él me estaba ayudando y Dios me mostró la forma de ser un instrumento de recuperación para otros y salir de mi mismo , viviendo los pasos, sirviendo a mi grupo como demostración de agradecimiento por todo lo que han hecho en este tiempo y cada día trabajando en la mejor versión de Francisco Alberto de la mano de mi poder superior, sin ser aún un producto terminado, cada día cultivando mi propósito en esta vida. ¡Gracias infinitas a todos y felices 24 hrs!.
Francisco Alberto C.
Grupos Santo Tomás de la Palmas
Bogotá D.C. Colombia.
Pensando en voz alta sobre lo que puede significar la palabra fe, pienso en la enfermedad que padezco.
Que ella no guarda relación solamente por la obsesión compulsión en mi vida con referencia al alcohol sino también en el plano de las emociones, de la mente y del alma. La fe es la confianza en alguna persona, cosa, deidad o principio que de manera tal, guarda una promesa y se transcribe en eso, aquello que parece desconocido pero que determinará el cambio en mi ser. Es asumir sin ninguna duda el poder de aquello que no se ve pero se siente, que está allí pero invisible, que trasciende a mí mismo.
Si hago referencia a la confianza que yo puedo tener, como alcohólico estoy consciente que esa confianza en mí ha sido la causa innegable de mi desdicha. ¿Cómo podría confiar en mí, siendo la mayor fuente de destrucción en mi propia vida, de donde vivo bajo los escombros de mis actos funestos, que soy la víctima y victimario de una enfermedad incurable que apenas aprendo a conocer?
¿Adentrarse en las cavernas de mi mente en donde habitan mis miedos, inseguridades? En el escenario más oscuro, está aquello que oculto a través de mi ego. Es necesaria la transformación de mi vida y se logra primero a través de la fe. El Programa de los 12 pasos me lleva a entender que encajo en los grupos no por mis creencias, sino por el fracaso de mis propias creencias, que fueron débiles o presumía de moralismo falso.
El programa me invita a entender primero mi incapacidad mental y espiritual de asumir la mayoría de los asuntos de mi vida de manera correcta (falta de sano juicio); que necesito entregar mi vida, o sea creer en Aquel acto de la Providencia que me llevó a las salas de AA, y no sólo ello sino que todos mis actos deben ser realizados pensando en la Voluntad de mi Dios, de mi comprensión o de Aquel que no comprendo pero existe en mi vida.
Existe la frase acuñada en AA de que podemos tener fe e igual negar la entrada de Dios a nuestras vidas, se refiere en mis actos y no tanto en los pensamientos que llenos de resoluciones no llegan a ser practicados.
Es el momento de poner en marcha, de que se debe accionar. La forma directa para accionar esa fe incipiente es a través de continuar la marcha en los pasos de recuperación, de hacer andar el proceso de recuperación en mi vida, es poner en marcha todo esos principios que están esperando ser llevados a cabo a favor de mi vida. No son letras solamente, son los principios ordenados para llevar una vida bajo la Voluntad de un Dios. El tema no es tanto arrodillarse en cada plegaria, sino saber que es Dios quien hace el trabajo y yo soy el ayudante que trabaja a favor de Él. Sin duda es ir en contra de mí mismo, de mi aplastante ego, de mi distorsionada mente, y el espíritu aniquilado por mi naturaleza enferma. Es el comenzar a través de mi pasado, en ese minucioso inventario moral encontrar la raíz, desarrollo y crecimiento de mis instintos descarriados convertidos en los verdaderos tiranos de nuestras vidas ya sin beber.
Es el hacer una mirada hacia adentro donde también se encuentra Dios. Es el mirar los orígenes de nuestras vidas cada verdad. Solo con ayuda de Dios se puede salir airoso de esa búsqueda.
Para luego encontrar la redención al confesarlo, al admitir mi verdad ante Dios que todo lo sabe pero que necesita que tú lo sepas y ante otro ser humano, para derrumbar el ego y entender que soy parte de la raza humana y que como tal todo puede ser perdonado. Es el camino a la libertad, esa legítima libertad que se encuentra también en la FE.
Irónicamente el tener FE también es libertad, pero ahora supeditada a la de Dios de mi entendimiento.
Solo Él puede transformarnos si se lo permitimos, si le damos el honor, si le decimos que debe hacer en las señales que están en los libros de AA y en la práctica de los miembros recuperados de AA. Ya nunca más nos sentiremos solos rodeados de gente porque ya hemos descubierto que aunque estuviésemos solos sin nadie, Él está con nosotros y no habita la soledad (el sentimiento) en mí. En la dependencia de Dios y el programa somos LIBERADOS, de la prisión a la que hemos sido sometidos.
Francisco E.
Grupo 9 de enero
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